miércoles, 5 de diciembre de 2012

tragedias fotografiadas

La fotografía publicada ayer por el New York Post ha despertado una polémica que no es nueva en el mundo de los foteros. Es lícito hacer una fotografía, y publicarla después claro, en vez de hacer lo imposible por socorrer al desafortunado protagonista? La foto recientemente publicada es esta:



Y capta el instante en el que un hombre, Ki Suk Han, es consciente de que está a punto de ser arrollado por el metro. Este hombre fue arrojado a la vía del tren en el transcurso de una pelea, instantes antes de que esta foto fuera tomada por el fotógrafo Umar Abbasi y, posteriormente murió en un hospital cercano. Tras la publicación de la instantánea, le han llovido tanto al periódico como al autor, una oleada de críticas por haber hecho una foto en vez de ayudar a que el hombre volviera al andén sano y salvo. Pero ¿pudo Umar Abbasi salvar la vida de Ki Suk Han?


El fotógrafo ha argumentado que todo sucedió muy rápido, "desde el momento en que oí los gritos hasta que chocó contra el hombre solo pasaron unos 22 segundos. El tren le golpeó antes de que yo pudiera llegar, nadie intentó sacarlo y me atormenta cuando pienso en ello. Cuando conseguí llegar encontré al pobre hombre retorcido como una muñeca de trapo". En ese andén había más gente, como dice el fotógrafo, gente que tampoco fue capaz de reaccionar hasta que ya fue demasiado tarde. Pero ¿qué habríamos hecho cada uno de nosotros si nos hubiéramos visto en esa circunstancia? ¿Habríamos sido capaces de acercarnos al hombre para subirlo de nuevo al andén? El único que parece haber salido indemne en este asunto es la persona que arrojó a este señor a las vías del tren. Nadie se acuerda de él a la hora de buscar verdugos o culpables...

Hace un par de años en el metro de Madrid, yo presencié una situación parecida volviendo a casa sobre la una de la madrugada. Dos hombres se peleaban en el andén hasta que uno de ellos cayó a la vía ensangrentado, en ese momento el otro huyó. Las pocas personas que estábamos en el andén empezamos a ser conscientes de que podíamos hacer algo en ese mismo momento, el momento en que el que cayó a las vías desapareció ante nuestros ojos. Hasta entonces, todos consideramos que era mejor no meternos en aquella pelea. Unos cuantos nos acercamos al andén, aquel hombre se movía, pudo levantarse torpemente... y allí seguíamos todos... mirando.

De repente algunos reaccionamos, y fuimos a buscar al vigilante de seguridad, para que hiciera lo que se hace en estos casos, no sé, avisar al conductor del metro, ayudar a ese hombre a salir de las vías, no sé... no sabíamos nada... El vigilante no nos hizo ni caso, de hecho había visto salir despavorido al otro y parecía de lo más tranquilo. Así que volvimos al andén... Aquel hombre subió sin más ayuda que los gritos que le animaban a que saliera rápido de las vías por si venía el metro, y también corrió como alma que lleva el diablo. No había pasado más de un minuto cuando llegó el tren, afortunadamente a esas horas la frecuencia entre los trenes es poca; pero cuando me senté en el vagón me di cuenta de que ese hombre podía haber muerto allí mismo sin que yo hubiera hecho nada, sólo porque me asustaba aún más que pudiera pasarme algo a mí. Y eso, supongo, es lo que nos mantuvo pasivos,  o casi, a todos los que allí estábamos. No sé si hubiera podido sentirme más rastrera de lo que me sentí si hubiera hecho fotos, la verdad. Cierto es, que no se me ocurrió, pero como no se me ocurrió hacer nada...

Toda esta polémica  me ha hecho recordar la que sembró la foto con la que Kevin Carter ganó el premio Pulitzer en 1994, seguro que muchos os acordáis. En la imagen se ve a un niño, completamente desnutrido, agachado en la tierra y vigilado muy de cerca por un buitre.


Impresionante, sin duda. Desde el momento en el que el New York Times publicó la foto, al fotógrafo se le comparó con un segundo buitre por haber apretado el disparador de la cámara en vez de correr hacia el niño y salvarlo del animal. De hecho, cuando Carter se suicidó poco después de recoger el Pulitzer, se llegó a afirmar que lo hacía por no haber podido soportar el sentimiento de culpa, al no haber hecho nada por salvar la vida de este pequeño. Pero la realidad no es esa.

La realidad de esta foto es la siguiente: la foto se hizo en 1993 al sur de Sudán, en un lugar masacrado por la hambruna y la guerra, más concretamente de un poblado de la ONU al que las familias acudían en busca de ayuda humanitaria y huyendo de los combates y el hambre. Carter plasmó en esta foto, un pedacito recortado de aquella realidad, que dió lugar a equívocos. La lectura que se dió de la foto es la de una niña moribunda acechada por un buitre que espera su turno, ya me entendéis. Pero en realidad se trata de un niño que se alejó a una zona destinada a las defecaciones y el buitre estaba por allí cerca porque lo que esperaba era su escatológica ración diaria. Tal vez la foto sea equívoca, y por ello se acusó al fotógrafo de haber hecho la instantánea, en vez de espantar a aquel buitre que iba a acabar con la pequeña. Pero, aunque ahora sabemos que no había motivos para espantar al buitre, es más, sabemos que Carter esperó 20min. a que el buitre entrara en el plano para hacer la foto, ¿cambia algo esto? Se le acusó de no salvar una vida por una fotografía, pero ¿acaso esta fotografía no ha salvado más vidas? ¿no ha sido gracias a esta foto que todos volvimos la vista a Sudán y nos dimos cuenta de lo que allí, y en otros lugares de África, estaba sucediendo? ¿acaso es mejor vivir al margen de esa realidad, porque si nadie nos la enseña podemos seguir fingiendo que no existe...? A veces creo, que lo que molesta, es que se nos enseñe, así sin paños calientes, lo que estamos haciendo entre todos con la otra mitad del mundo, criticamos a Carter por no salvar a una niña, por la que nosotros tampoco hacíamos nada, al menos hasta que él nos enseñó su realidad...

Y, del mismo modo, creo que la foto del metro se critica, en parte, porque es mejor criticar a quién no hizo nada, que reconocer y aceptar sin remordimientos que, tal vez, nosotros tampoco lo habríamos hecho.

No hay comentarios:

Publicar un comentario