Así que como regalo se impone el dinero, que al margen de las cifras, suele entregarse en un sobre o ingresarse en una cuenta de los novios. Pero, aunque útil, eso no voy a negarlo, me sigue pareciendo un regalo frío y sin personalidad.
Yo antes solía resolverlo con una fotografía (mi ex es un excelente fotógrafo) de algún lugar o motivo que me pareciera especial para la pareja; en la fotografía ocultábamos el dinero y, de esta forma, los novios recibían un regalo personal. Os aseguro que es muy agradable entrar en sus casas y ver que esa fotografía, personalmente elegida para ellos, forma parte de la decoración de su dormitorio o salón...
Pero lo de las fotos tampoco era una opción, así que para regalarles el dinero de una forma más original que ese soso ingreso en cuenta, se me ocurrió esto:
Meter el dinero en nueces (tal vez la idea no sea muy original, pero os voy a mostrar una forma de presentación muy sencilla y fácil de hacer). Vaciamos un kilo de nueces y metemos en ellas dinero, lentejas, harina, etc... y las volvemos a pegar con pegamento. Así los novios tendrán que ir abriendo todas y cada una de las nueces sin saber lo que se van a encontrar en ellas.
Una vez tenemos todas las nueces listas y bien pegadas, nos dedicamos a la presentación.
Compré un trozo de tela de arpillera e hice con ella un saco en el que metí todas las nueces y un pequeño mazo de madera para poder abrirlas después.
Luego sólo quedaba hacer una tarjeta bonita para poner nuestros nombres; Como la arpillera es muy rústica me decidí por hacerla con un poco de cartón que tenía por casa y que le da ese mismo aire rústico, que por cierto, me encanta. Y para la decoración utilicé unas telas que ya tenía para hacer algo sencillo.
Y así quedó el regalo de bodas una vez terminado.
Espero que os haya gustado tanto como a los novios.
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