jueves, 30 de agosto de 2012

Hecho a mano

Odio hacerle un regalo a alguien a quien quiero y que no le guste o tenga que cambiarlo. Nunca me ha gustado buscar cualquier detalle para salir del paso, porque un regalo es mucho más que un objeto; es la mejor manera de decirle a esa persona lo mucho que le quieres o lo bien que le conoces. Y, como script girl que soy, no puedo perdonarme que alguien crea que no le he observado lo suficiente...

Yo, salvo escasas excepciones, nunca regalo ropa. Creo que es un trauma adquirido por recibir, durante años y años, pijamas y calcetines la mañana del siete de enero, sin haberlos incluido nunca en la carta a los Reyes Magos. Me parece demasiado útil para ser un auténtico regalo.

Pero qué se le regala a una amiga apasionada de los trapos (y que tiene de todo!!!) si no se le regala ropa...
tal vez algún complemento... algo personal... o hecho por mí... eso sí es personal...

Busco en mi caja de abalorios y escojo cordón de ante morado, unas cuantas cuentas de plata balinesa y una catrina, también morada.



Pruebo a combinar las cuentas... unos cuantos nudos y lista...


Una "pulsera catrina"!!!

Por si acaso no le convence la calavera, compro unas plumas en tonos turquesas, hilo encerado del mismo tono y unas cuantas bolas plateadas y completo el regalo con unos pendientes de plumas, tan de moda ahora.


Espero que le guste; porque este regalo no podrá cambiarlo...

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